Al tiempo que la 26ª Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) tiene lugar en Glasgow, Reino Unido, entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre de 2021, CIVICUS continúa entrevistando a activistas, líderes y expertos de la sociedad civil sobre los desafíos medioambientales que enfrentan en sus contextos, las acciones que están llevando a cabo para abordarlos y sus expectativas respecto de la cumbre.
CIVICUS conversa con Boris Patentreger, cofundador de Envol Vert y coordinador de proyectos en el terreno, sensibilización e incidencia de la organización en Francia. Envol Vert es una asociación dedicada a la protección de los bosques y el desarrollo rural. Fundada en 2011, lucha por la preservación de los bosques y la biodiversidad en América Latina (principalmente en Colombia y Perú) y en Francia, al tiempo que crea fuertes vínculos con las poblaciones locales para promover sus iniciativas de preservación, participar en un desarrollo rural sostenible y desarrollar alternativas económicas a la deforestación. Envol Vert también está fuertemente involucrada en la generación de conciencia a través de campañas de sensibilización e incidencia.
¿Cuál es el principal problema climático o medioambiental en que trabaja su organización?
Nuestra asociación, Envol Vert, se centra en el tema de la protección de los bosques, especialmente los bosques tropicales. Si bien en un momento dado la deforestación había disminuido, sobre todo en Indonesia, ahora está aumentando de nuevo, especialmente en Brasil. Una tercera parte de la deforestación se debe al comercio de materias primas agrícolas. Europa es una de las principales regiones importadoras de productos que provocan deforestación tropical, los cuales incluyen no solamente la soja y el aceite de palma, sino también el cacao. Nuestras empresas también tienen una responsabilidad en cuanto a sus prácticas y las de sus filiales locales.
Frente a esta problemática, la misión de nuestra organización consiste en desarrollar proyectos eficaces sobre el terreno que apoyen o ayuden a lanzar iniciativas locales de grupos de habitantes, comunidades, cooperativas o pequeñas asociaciones, y participar en el desarrollo rural en relación con la conservación de los bosques, la restauración de los ecosistemas y la adaptación al cambio climático, tanto en América Latina como en Francia. Nuestras iniciativas deben combinar el valor añadido social y societario, ofreciendo a las personas alternativas a la deforestación y garantizando el desarrollo de competencias mediante la formación.
Por lo general, se trata de proyectos de reforestación de zonas forestales o agrícolas degradadas, de agrosilvicultura, de comercio justo local y de alternativas sostenibles, de apoyo a las reservas naturales y de restauración de ecosistemas forestales emblemáticos y de su biodiversidad.
También llevamos a cabo actividades de sensibilización e incidencia dirigidas a los países que son, directa o indirectamente, los más responsables de la deforestación, con el fin de alentar a empresas e individuos a cambiar sus comportamientos y patrones de consumo. Esto pasa por la organización y la participación en eventos de sensibilización en Francia y América Latina, el lanzamiento de campañas de alerta e incidencia y la promoción de la Huella Forestal, una herramienta que ayuda a las ciudades a comprender y a reducir la deforestación tropical de la cual son responsables.
¿Han enfrentado reacciones negativas por el trabajo que realizan?
Mientras conservamos un enfoque más bien “amigable” con las empresas y de índole voluntaria, no corremos riesgo de enfrentar reacciones negativas. En el peor de los casos, los responsables estarán ganando tiempo. Sin embargo, en los tres años transcurridos desde los incendios de Brasil, hemos sido testigos del fracaso del enfoque voluntario de deforestación cero del sector privado, así como del fracaso de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques. Los enfoques voluntarios están llegando a su límite y son demasiado lentos en relación con los desafíos.
Ahora tenemos un enfoque más militante, y con una coalición de asociaciones y representantes indígenas hemos, por ejemplo, llevado al Grupo Casino a los tribunales por haber omitido la debida diligencia. El Grupo Casino es dueño de las principales tiendas en los dos países con mayor biodiversidad del mundo: Brasil y Colombia. En estos países la deforestación está vinculada principalmente a la carne vacuna, y en las tiendas locales se venden productos cárnicos relacionados con la deforestación. Ahora que exigimos reparaciones para los pueblos indígenas que han perdido sus bosques y adoptamos un enfoque más confrontativo en respuesta al incumplimiento de sus obligaciones, las respuestas de las empresas del sector privado han cambiado. Las respuestas del sector privado son más duras cuando se les exige que entreguen resultados acordes con lo que está en juego, en lugar de pedirles simplemente que adopten voluntariamente buenas prácticas.
¿Qué vínculos mantienen con el movimiento internacional por el clima?
Formamos parte de una coalición de organizaciones de la sociedad civil (OSC) como Mighty Earth y mantenemos vínculos con representantes indígenas de Sudamérica. También estamos vinculados al Movimiento Forestal Europeo a través de la organización Fern.
¿Qué esperanzas tiene de que la COP26 produzca avances en materia climática?
No somos muy optimistas con respecto a estos eventos, porque los responsables de la toma de decisiones tienen objetivos nacionales, mientras que las cuestiones que están en juego son transnacionales. El cambio tendrá que ser impulsado por la sociedad civil, pero desgraciadamente los intereses individuales impulsados por el capitalismo volverán a prevalecer. La solución a la cuestión climática, y también al exterminio de la biodiversidad, requiere una verdadera reconsideración de la relación entre el homo sapiens y la naturaleza de la cual forma parte. Tenemos que darnos cuenta de ello colectivamente, como especie, y utilizar nuestra inteligencia colectiva para demostrar que podemos vivir como especie junto a la naturaleza.
Con lo que voy a decir voy a dar una patada a una puerta abierta, pero pienso que la verdadera batalla que estamos librando las OSC de conservación de la naturaleza es demostrar que los sapiens pueden lograr vivir dentro de la naturaleza y no contra ella. Creo que somos los últimos que realmente creemos esto. De hecho, muchas de las soluciones propuestas en la COP son, en última instancia, soluciones tecnológicas alejadas de la naturaleza. No hacen más que posponer la cuestión clave de la correcta relación que debemos tener con la naturaleza, así como entre los miembros de nuestra propia especie.
Con todo, estos eventos también representan una oportunidad para plantear cuestiones a las que todavía se presta demasiada poca atención y a las cuales se responde todavía menos con acciones proporcionales a lo que está en juego.
¿Qué cambio debería ocurrir para ayudar a afrontar la crisis climática?
Ante el riesgo de llegar a un punto de ruptura si continúa la deforestación, y de que la Amazonia se convierta en emisora de carbono, reclamamos un mundo sin deforestación lo antes posible. Esto es totalmente factible: los consumidores pueden hacerlo, y las empresas y los Estados deben hacerlo, porque los bosques son una de las principales defensas contra el cambio climático. El mejor sumidero de carbono es el bosque, los árboles. Hay que hacer todo lo posible no solamente para detener la deforestación, sino también para mantener la riqueza, la diversidad y la vitalidad de los bosques. Esto permitirá que sigamos pudiendo simplemente pasear por un bosque natural, requisito indispensable para conservar la naturaleza salvaje que nos define y nos da sentido en tanto que homo sapiens.
El espacio cívico en Francia es calificado de “estrecho” por el CIVICUS Monitor.
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