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  • Con tutorías e incentivos, OSC se aventuran a recaudar recursos y apoyo locales

    Por Yessenia Soto, Community Engagement Officer on Civil Society Resourcing, CIVICUS

    Este artículo es parte de la serie #HistoriasDeResiliencia, coordinada por CIVICUS para destacar los esfuerzos de grupos y activistas que promueven mejores prácticas de financiación y movilización de recursos valiosos para la sociedad civil.

    Local fundraising 1 La academia “Change the Game” ofrece clases presenciales sobre recaudación de fondos locales para organizaciones de la sociedad civil (OSC).

    La mayoría del sector de desarrollo y de la sociedad civil han sabido esto por años, pero ahora la realidad está golpeando más fuerte que nunca.

    La Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD) –una ayuda financiera que varios gobiernos de países desarrollados dirigen a países pobres y en desarrollo para apoyar su progreso– está bajando de forma consistente. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) anunció recientemente que la AOD cayó casi un 3% en comparación con el 2017, con mayores reducciones para países en desarrollo. Como la ayuda extranjera ha sido históricamente una fuente de financiación clave para las OSC en el sur, estas noticias son fuerte un recordatorio de que la sociedad civil que no puede depender de estos fondos en el largo plazo, así que, quienes no hay empezado a diversificar sus ingresos, deberían de hacerlo ya.

    “La ayuda extranjera, al menos como la conocemos ahora, tendrá un fin”, dijo Robert Wiggers, gerente de desarrollo de programas y políticas para Wilde Ganzen Foundation (WGF), durante uno de varios paneles sobre sostenibilidad financiera de las OSC que se realizaron durante la Semana Internacional de la Sociedad Civil, realizada en Serbia entre el 8-12 de abril. En este evento, varias organizaciones compartieron por qué y cómo la sociedad civil debe movilizar más recursos en sus propios países y comunidades para enfrentar estas presiones financieras y bajar la dependencia de la AOD y otra cooperación externa.

    “Esto es más que una alternativa de financiación”, destacó Wiggers. “Las OSC que recaudan sus propios recursos localmente mejoran sus lazos con las comunidades y gente a la que sirven, son más independientes de los donantes, tienen mayor control de su propio desarrollo y se sienten más empoderadas para pedir cuentas a sus gobiernos”.

    Existe un amplio consenso sobre el poder de los recursos locales para impulsar la sostenibilidad financiera, la legitimidad y la independencia de las OSC. Aun si existieran interminables flujos de AOD, la meta debe ser que la sociedad civil no dependa de ellos. ¿Pero cómo puede una pequeña organización comunitaria o aquellas que han subsistido siempre con ayuda extranjera empezar a recaudar apoyo “en casa” y por sí mismas?

    Varias agencias, asociaciones y fundaciones como WGF están brindando capacitaciones especiales, tutorías, plataformas de aprendizaje en línea, apoyo para realizar campañas e incluso fondos especiales que ayudan a las organizaciones a prepararse para esta tarea. Y los resultados son prometedores.

    Por ejemplo, la WGF se unió con Smile Foundation de India, Kenya Development Foundation y la organización CESE de Brasil, para crear la academia Change the Game, un programa innovador de aprendizaje combinado, diseñado especialmente para OSC, que provee tutorías presenciales y en línea sobre recaudación de fondos locales, así como de promoción y defensa para exigir cuentas a los gobiernos y otros actores de poder mediante la participación cívica.

    Las clases presenciales duran seis meses y están a cargo de capacitadores locales certificados. Estas incluyen tutorías adicionales para implementar un plan de recaudación de fondos y utilizan materiales adaptados a cada país. La plataforma en línea contiene 11 módulos interactivos de aprendizaje virtual, 40 herramientas y 88 historias de éxito, todos sin costo y de acceso libre.

    Más de 800 organizaciones sin fines de lucro y comunitarias han sido entrenadas mediante la academia Change the Gameen 14 países de ingresos bajos y medios. Este año, se llevará la iniciativa en cuatro países más.

    En los Balcanes, hay una opción similar llamada Sustainability Academy, creada por SIGN Network, un grupo de donantes regionales que apoya el desarrollo sostenible de las comunidades locales y de la sociedad civil. Esta academia se enfoca en las organizaciones pequeñas y de base cuyo presupuesto anual es menor a 10.000 euros, en promedio.

    Su programa de capacitación cubre áreas como planificación estratégica, sostenibilidad financiera, creación de relaciones, técnicas para recaudar fondos locales y desarrollo de campañas. Este se imparte en tres módulos durante seis meses y al final del tercer módulo las organizaciones reciben una pequeña subvención técnica para implementar su campaña de recaudación en un periodo de cuatro a seis meses. Cuando la campaña acaba y las organizaciones cumplen su meta, SIGN Network les brinda otra subvención equivalente al 100% de lo recaudado.

    “Hemos tenido casos muy exitosos en que, con nuestra capacitación y acompañamiento, pequeñas organizaciones han recaudado lo equivalente a la mitad de su presupuesto anual y desarrollaron relaciones con donantes locales”, contó Biljana Dakic, directora de Trag Foundation, miembro de SIGN Network. “Y la mayoría consolidó sus causas y labor en sus comunidades, lo que aporta un valor incalculable”.

    Desde el 2014, Sustainability Academy ha beneficiado a más de 100 OSC en Serbia, Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Montenegro.

    La asociación danesa CISU - Civil Society in Development, cuyos miembros están involucrados en iniciativas de desarrollo en Asia, África and América Latina, también está promoviendo la movilización de recursos locales en estas regiones al compartir conocimiento, herramientas de capacitación y asistencia técnica. Además, ofrecen una modalidad de cofinanciación que le permite a las OSC locales acceder a subvenciones por cuatro años cuando estas se comprometen a recaudar un pequeño porcentaje de la subvención total, según explicó Souad Bourrid, asesora en CISU.

    En conjunto, estas oportunidades han sido clave para reducir la resistencia inicial y el miedo que detiene a muchas OSC para explorar y probar nuevas formas de financiarse.

    “Muchas organizaciones siguen pensando que la única forma de conseguir recursos es aplicando por una subvención o fondo de donantes. Por eso, cuando le hablamos de buscar recursos locales, suelen ser escépticos y creen que no es posible. Pero quienes llevan las capacitaciones e intentan, ven que se les abren muchas puertas y terminan agradecidos por el empuje”, resaltó Bourrid.

    Además de fortalecer capacidades, muchas redes y coaliciones de la sociedad civil alrededor del mundo (incluyendo a CIVICUS) también están abogando por crear o mejorar condiciones primordiales para facilitar la movilización de recursos locales para la sociedad civil, incluyendo marcos e incentivos legales para la filantropía local, creando alianza entre los sectores públicos y privado, y promoviendo políticas que apoyen la sostenibilidad financiera de las OSC.

  • Informe sobre el estado de la sociedad civil 2019


    El mundo padece un grave déficit de compasión, tal como se desprende del trato recibido por la caravana de migrantes en su paso por México, concluye un 
    nuevo informe.
     

    • El nuevo informe de CIVICUS identifica una tendencia general a la retracción de la compasión hacia las personas vulnerables, que también tiene expresiones en América Latina. Recientemente, una nueva caravana de migrantes centroamericanos en camino hacia los Estados Unidos fue fríamente recibida por las autoridades mexicana. Asimismo, los venezolanos que huyen masivamente de la crisis que asuela a su país atraviesan situaciones extremadamente duras, aunque según las Naciones Unidas deberían recibir protección en calidad de refugiados.
       
    • El informe también señala un aumento del populismo y el nacionalismo de derecha en todo el mundo, incluida la región latinoamericana. Sin embargo, destaca que la sociedad civil no se ha mantenido al margen, sino que ha reaccionado activamente intentando involucrar a la ciudadanía en la búsqueda de alternativas progresistas. El informe hace un llamado a la construcción de narrativas positivas que permitan canalizar los descontentos en dirección de proyectos incluyentes y poner freno al avance de los grupos anti-derechos.

    Una nueva caravana de migrantes procedentes de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua fue recibida con dureza en su travesía por México rumbo a los Estados Unidos. A diferencia de lo ocurrido en oportunidades anteriores, esta vez las autoridades de algunas ciudades del sur de México impidieron que la caravana se detuviera para descansar

    Mientras tanto, los venezolanos que huyen de la crisis, a un ritmo imparable de 2.000 a 3.000 por día, suelen enfrentar hostilidad y duras condiciones para sobrevivir en los países de acogida. Recientemente la ONU hizo un llamado a la protección de estas personas en calidad de refugiadas.

    La creciente hostilidad hacia migrantes y refugiados es una de las principales y alarmantes tendencias que identifica el Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil 2019, el  informe anual de la alianza mundial de la sociedad civil CIVICUS, que examina los acontecimientos y las tendencias que afectaron a la sociedad civil durante el último año.

    "La sociedad civil que actúa por impulsos humanitarios enfrenta una marea creciente de crueldad global, que cuestiona los valores humanitarios de un modo que no tiene parangón desde la Segunda Guerra Mundial", afirmó Lysa John, Secretaria General de CIVICUS.

    "Necesitamos nuevas campañas, a nivel mundial, regional y nacional, para reforzar los valores humanitarios y el derecho a la acción de los grupos progresistas de la sociedad civil", añadió John.

    Según el informe, en todas las regiones del mundo se observa el ascenso de líderes nacionalistas y populistas de derecha, así como de grupos anti-derechos que están movilizando a la ciudadanía contra los grupos más vulnerables. El ataque frontal contra los valores que subyacen a la respuesta humanitaria, y más en general a la empatía hacia los sectores más desprotegidos, ha resultado en ataques crecientes contra las organizaciones de la sociedad civil que promueven los derechos de mujeres, personas LGTBIQ, migrantes y trabajadores.

    Guiados por interpretaciones estrechas y excluyentes de la soberanía, algunos estados poderosos, como China, Rusia y los Estados Unidos, se niegan a seguir las reglas del multilateralismo y se abocan a reorganizar en su provecho el sistema internacional. Liderados por “hombres fuertes” que están trasladando sus estilos de gobierno personal a los asuntos internacionales, estos estados tienden a ignorar cada vez más las instituciones, acuerdos y normas existentes.

    El informe también señala el aumento de las protestas relacionadas con la exclusión económica, la desigualdad y la pobreza, que a menudo se enfrentan a una represión violenta, así como la regresión democrática que se manifiesta en la gran cantidad de elecciones fraudulentas celebradas en países de todo el mundo.

    En 2018 las fuerzas regresivas ganaron terreno. Según el CIVICUS Monitor, la plataforma en línea que evalúa el estado del espacio cívico en todos los países del mundo, el espacio para la sociedad civil - estructurado por las libertades de asociación, expresión y reunión - está siendo atacado seriamente en 111 países del mundo, es decir en más de la mitad. En consecuencia, tan solo el 4% de la población mundial vive en países con espacio cívico abierto, donde las libertades fundamentales de la sociedad civil son consistentemente respetadas.

    Sin embargo, también en 2018 innumerables activistas se organizaron, se movilizaron e incluso arriesgaron sus vidas en defensa de los derechos humanos, obteniendo avances en todo el mundo, incluida América Latina. Desde el fenómeno mundial del #MeToo hasta el movimiento por la legalización del aborto en Argentina y la resistencia antiautoritaria liderada por las mujeres brasileñas, desde la huelga escolar por el cambio climático hasta el Acuerdo de Escazú, la sociedad civil puso en evidencia la potencia de la acción colectiva.

    El informe formula recomendaciones y hace un llamamiento a la sociedad civil para elaborar estrategias para hacer frente al populismo de derechas mediante el involucramiento de la ciudadanía y el encaminamiento progresista de sus comprensibles temores y ansiedades ante el mundo globalizado. Estas estrategias deberían incluir nuevas visiones de democracia económica así como el refuerzo del espíritu internacionalista, la importancia política de la compasión y nuestra propia humanidad compartida. 

    FIN

    Para más información o para concertar entrevistas, póngase en contacto con la coautora del informe:

    Inés Pousadela

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