CIVICUS conversa sobre la situación de las personas migrantes y refugiadas en Grecia y sobre el rol de la sociedad civil en la elaboración de políticas públicas con Lefteris Papagiannakis, responsable de incidencia, políticas e investigación de Solidarity Now (Solidaridad Ahora) y ex vice alcalde para asuntos de migrantes y refugiados del Ayuntamiento de Atenas. Solidarity Now es una organización de la sociedad civil (OSC) que trabaja con grupos vulnerables, y en particular con las comunidades de personas migrantes y refugiadas en Grecia, para que reciban un trato digno y accedan a un futuro mejor.
¿Cómo apoya Solidarity Now a las personas migrantes y refugiadas y a otros grupos vulnerables?
Solidarity Now fue fundada en 2013 para responder al aumento de las necesidades producto de la crisis financiera y prestar servicios a las personas más vulnerables de Grecia. Entre 2010 y 2019, Grecia se vio muy afectada por una crisis financiera y la prestación de servicios de apoyo dirigidos a los grupos vulnerables se tornó vital. En ese contexto, numerosas OSC se esforzaban por cubrir las carencias, ya que el gobierno no lograba llegar a las personas más vulnerables. A la mayoría le resultaba difícil conseguir dinero, se recortaron algunos servicios sociales y aumentaron las necesidades de la sociedad. Las OSC pasaron a primer plano y comenzaron a actuar en nombre de las autoridades locales y del Estado para intentar construir sistemas de solidaridad, seguridad social y prestación de servicios.
En 2015 golpeó a Grecia una segunda “crisis”, ahora conocida como “crisis migratoria”, que nos obligó a girar rápidamente la atención hacia las personas refugiados y las realidades que enfrentaban. Aunque durante muchos años Grecia había acogido migrantes, había sido sobre todo un país de transición, una especie de puerta de entrada a Europa. En 2016, el lanzamiento de la Declaración Común de la Unión Europea (UE) y Turquía instantáneamente convirtió a Grecia en un país de destino. Este proceso tan repentino creó brechas de respuesta aún más amplias. Como Grecia no tiene una política muy clara en relación con las personas migrantes y refugiadas, tuvimos que volcarnos a la prestación de servicios a personas migrantes, además de seguir prestando servicios a los grupos vulnerables de la población local.
¿Qué desafíos adicionales enfrentaron en 2020, en el marco de la pandemia de COVID-19?
Yo me incorporé a Solidarity Now en 2019, en un momento de cambio de gobierno. En ese contexto político, y sobre todo por la forma en que es debatida la política migratoria, hubo un giro hacia ideologías conservadoras en materia migratoria. No es mucho lo que ha cambiado respecto del gobierno anterior, pero lamentablemente el enfoque griego ha sido moldeado por las actitudes europeas contra la migración. La perspectiva dominante consiste en rechazar a la gente; es una política de disuasión. Esta política de expulsión activa es ilegal y está bajo investigación. Por el momento, ha tenido el efecto de obligarnos a estar cada vez más presentes en el territorio.
Así estaban las cosas cuando llegó la pandemia de COVID-19, y nuestro trabajo cambió radicalmente. Ahora gran parte de nuestra labor se desarrolla en forma virtual, y los procesos de creación de redes se están complicando. Nuestro enfoque es cada vez más impersonal, carente de interacción humana, lo cual tiene enormes implicancias para el tipo de trabajo que hacemos. Esto dificulta mucho el trabajo de las OSC, basado en el contacto en tiempo real. Como eso nos está faltando, hemos tenido que inventar nuevas formas de trabajar.
El principal desafío que enfrentamos actualmente es mantener el contacto con las personas migrantes más vulnerables. Solidarity Now ofrece una serie de servicios sociales, pero a raíz de la pandemia hemos tenido que cerrar nuestras oficinas. Mantener el contacto ya era bastante desafiante a causa de obstáculos tales como las barreras lingüísticas, y ahora se ha vuelto aún más difícil mantener vivo el contacto y asegurar un seguimiento adecuado. Desde mi cargo en Solidarity Now trabajo mucho en coordinación con otras OSC, y nuestros intentos de organizar debates virtuales con impacto han resultado frustrantes, ya que no nos ha sido posible discutir los temas en profundidad e intercambiar ideas con fluidez.
¿Cómo ha evolucionado la situación de las personas refugiadas?
El número de arribos llevaba un tiempo bajando, y debido a la pandemia de COVID-19 ha bajado mucho más. Pero esto no significa que nuestro trabajo haya terminado. La falta de servicios y la ausencia de una respuesta eficaz al COVID-19 siguen siendo un desafío. Actualmente estamos debatiendo sobre las vacunas para las personas refugiadas y migrantes y hay muchos interrogantes y dudas en el marco de este proceso. Al principio del debate sobre las vacunas, los centros de recepción eran considerados zonas de emergencia y, por tanto, tenían acceso prioritario a las vacunas. Desgraciadamente, la situación ha evolucionado en otra dirección, y las personas refugiadas y migrantes ahora son consideradas parte de la población general. No se han organizado sistemas de apoyo para activar cuando se inicie este proceso. Muchas personas refugiadas y migrantes no tienen un número de seguridad social, que sería necesario para recibir la vacuna. En 2019, el gobierno griego dejó de proporcionar números de seguridad social a las personas solicitantes de asilo y, en consecuencia, no está claro si las autoridades griegas las incluirán en el programa de vacunación contra el COVID-19 ni cómo lo harán. Aunque el Estado ahora ha comenzado a proporcionarles un número provisorio, los problemas persisten.
¿Qué nivel de solidaridad hacia las personas refugiados percibe entre la población griega?
En las primeras etapas de la afluencia de migrantes en 2016, los habitantes de Lesbos fueron nominados para el Premio Nobel de la Paz. Hoy en día, Lesbos muestra signos de intensa segregación, similar a la observada en el sur de Estados Unidos en la década de 1960. Lamentablemente, Lesbos se ha convertido en una isla racial y socialmente segregada, muy lejos de su antigua reputación. Como país y a nivel político no hemos analizado esta degradación de la humanidad. El gobierno griego a menudo ha actuado de forma unilateral, sin consultar a la población local. No coordina con los alcaldes y las autoridades locales; sin embargo, éstas se han extralimitado en sus competencias porque el Estado nacional se ha mantenido inactivo.
Las protestas de migrantes en el campo de Moria y la ausencia de políticas han afectado profunda y negativamente la conversación sobre la integración. Los acontecimientos de marzo de 2020 en la frontera terrestre de Evros, el sitio de la frontera con Grecia adonde Turquía empujó a miles de personas refugiadas, provocaron sentimientos negativos a partir de la percepción de que se trataba de una “invasión” o una “guerra híbrida”; se habló de Grecia como del “escudo de la Unión Europea”. Aunque Solidarity Now no está presente en las islas ni en las fronteras terrestres, hemos tenido que ocuparnos de los efectos de estos acontecimientos. Estamos trabajando junto con otras OSC para denunciar lo que está ocurriendo en las fronteras, las reacciones negativas y la violencia en las islas.
El nuevo Pacto sobre Migración y Asilo que ha propuesto la Comisión Europea no es más que la institucionalización de la política de focos, reacción, disuasión y cierre de centros de acogida. La opinión generalizada es que la gestión de la migración a partir de 2015 ha sido un éxito; sin embargo, esas políticas ponen de manifiesto el fracaso del enfoque de la UE en materia de política migratoria. Por otro lado, hay algunos elementos positivos, como el inicio de un debate sobre la migración legal a través del talento y el acceso al mercado laboral. Pero lo más importante es que por fin se está empezando a discutir el concepto de “migración legal” y este es un buen punto de partida.
¿Cuáles son los objetivos actuales de su labor de incidencia y cuáles son sus principales demandas?
El principal desafío que enfrentamos tras cinco años de esta realidad migratoria es el de la integración. La cuestión principal es cómo vamos a aplicar una política de integración concisa, completa y lógica sobre la base de una política razonable para migrantes y refugiados. Necesitamos un cambio en la narrativa y en la forma en que los políticos abordan la migración, y no solamente en Grecia, sino también en toda Europa y a escala global. Por ejemplo, los Estados Unidos están derogando las políticas migratorias de la era Trump, lo cual resulta tranquilizador y espero que sea el comienzo de un cambio que, con suerte, traerá de vuelta algunas políticas que la administración Trump había interrumpido. Es el tipo de cambio que necesitamos.
Reconocer el hecho de que necesitamos una política de integración más sólida es clave para cambiar las políticas en otras áreas. Esto nos ayudaría a responder a las preguntas de qué es la migración, qué significa, cuál es el papel de la migración en la historia de la humanidad y cómo puede ser útil dentro de nuestros países. Grecia es un país de 10 millones de habitantes, con una población diaspórica de aproximadamente otros 10 millones. La migración forma parte del tejido humano y es una realidad que debemos aceptar.
¿Qué tipo de apoyo necesitan Solidarity Now y otras OSC de parte de la sociedad civil internacional para seguir haciendo su trabajo?
En la situación actual, se está produciendo un proceso muy importante dentro de la UE, ya que están sobre la mesa el presupuesto comunitario de largo plazo para 2021-2027 y el paquete para la recuperación del COVID-19. Hay mucho financiamiento para planificar de forma eficiente y utilizar de forma inteligente. Sin embargo, Grecia tiene que empezar a trabajar en la elaboración de una política migratoria y de integración activa y alejarse de los proyectos a pequeña escala y los programas limitados. Es necesario incorporar al Estado griego, a todos los ministerios y a las autoridades locales en la formulación de una política nacional que haga un uso eficaz de ese financiamiento vital.
Por primera vez, la estrategia de integración de la UE para el periodo 2021-2027 está armada según el mismo calendario que el presupuesto, por lo cual es el momento adecuado para que el Estado elabore un plan, una estrategia y una política. Pero lo más importante es que involucre a la sociedad civil, proporcionándonos el espacio necesario para proponer planes estratégicos y permitiéndonos el acceso a financiamiento. En caso de que esto no ocurra, nos encontraremos igual que en el pasado, participando en numerosas coaliciones y programas en los cuales desperdiciaremos tiempo y recursos vitales, y seguiremos sin contar con el apoyo de una política migratoria nacional. Es necesario que se produzca un debate profundo sobre los procesos de planificación y estrategia, que vincule las distintas evaluaciones políticas, los análisis estratégicos y las propuestas y decisiones políticas.
Dado que la migración no forma parte de la política general de la UE, ésta afirma que la migración es un asunto de competencia nacional. Se proporcionan a los países herramientas, directrices y posibles estrategias para aplicar la política; sin embargo, la forma de aplicarla depende enteramente de cada Estado miembro. Una solución a esto sería que la sociedad civil presione a la UE para que vincule la política al financiamiento; de este modo, los Estados miembros deberían tener una política nacional de migración para poder acceder a este financiamiento.
El actual marco presupuestario 2021-2027 también establece que los Estados miembros están obligados a incluir a la sociedad civil en sus debates sobre oportunidades de financiamiento; la sociedad civil debe participar en la planificación. Es muy importante crear redes que agrupen a la sociedad civil, ya que en números elevados las OSC podrían influir en la elaboración de políticas. También debemos estar atentos a los cambios en las oportunidades de financiamiento y en los instrumentos de financiamiento para las OSC. En Grecia estamos viendo las consecuencias de estas transformaciones, ya que los cambios en el financiamiento están afectando no solamente las funciones de las OSC, sino también su propia existencia. Las políticas hostiles están obstruyendo la capacidad de acción de las OSC. Las redes que refuerzan las conexiones entre OSC y que están dirigidas por actores relevantes pueden marcar una diferencia.
Por ahora, no está claro cómo se coordinará el proceso y cómo esto afectará los resultados. Hay otras acciones que podrían llevarse a cabo para presionar a los gobiernos. Pero, por desgracia, la UE no puede interferir en los asuntos nacionales. Es por eso que hay grupos de lobby anti-inmigración en países como Hungría y Polonia, donde el discurso en torno de la migración se ha politizado mucho, las personas migrantes son utilizadas como chivos expiatorios con frecuencia creciente y el intenso discurso anti-inmigración está llevando a políticas muy inhumanas. Es hora de que reflexionemos sobre el rumbo que queremos tomar en los próximos dos años y, sobre todo, sobre qué clase de Grecia y de UE queremos. Se trata de una conversación muy complicada y delicada; necesitamos espacio para el debate, y tenemos que ser valientes y fuertes para sostener la presión sobre la UE y mantener vivo el debate.
El espacio cívico en Grecia es calificado como “reducido” por el CIVICUS Monitor.
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