CIVICUS conversa con Eleonora Giovio, redactora de deportes del periódico El País de España, sobre los abusos sistémicos que enfrentan las mujeres en el ámbito del deporte, evidenciado en un reciente caso de abuso de poder por parte de la mayor autoridad de la federación del fútbol español.
¿Cuáles fueron las reacciones de la opinión pública frente al beso público no consentido del presidente de la federación de fútbol a una jugadora?
La primera reacción frente al beso no consentido del presidente de Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, a la jugadora Jenni Hermoso durante la celebración de la victoria del equipo español en la Copa Mundial Femenina fue de asombro, seguida de una fuerte condena en redes sociales.
Lo peor para mí fue que esa misma noche, y después de que Jenni Hermoso grabara en el vestuario un vídeo en el que decía que es beso no le había gustado, Rubiales interviniera en un programa de radio bromeando sobre eso, él y el presentador. Se lo tomaron a coña, se rieron de las mujeres, Rubiales dijo que no estaba para “gilipolleces” y que las personas a las que les había molestado ese beso eran “tontos del culo”. Restó importancia a su conducta machista e inapropiada. Por supuesto que no vio abuso de poder e insultó a todas las personas a las que ese beso nos había parecido inaceptable.
A partir de esas declaraciones el rechazo en las redes sociales se hizo más fuerte y contundente, además de extendido, porque el hecho fue televisado en directo en todo el mundo. El presentador del programa al día siguiente pidió disculpas porque, dijo, desconocía los aspectos legales y no se había dado cuenta de que podía tratarse de un delito.
La condena de la opinión pública fue generalizada y rápidamente se sumaron los políticos. El tsunami terminó por desatarse definitivamente cuando la capitana del equipo, Alexia Putellas, que durante todo el año había mantenido un perfil bajo y alejado de los focos, tuiteó su famoso #seacabó en solidaridad con su compañera Jenni Hermoso. Aquello fue imparable.
Sin embargo, muy pocos jugadores del plantel masculino se manifestaron. Yo no me esperaba otra cosa, porque sé que el fútbol es un mundo tremendamente machista y misógino. Un ejemplo de ello es el caso de Dani Alves, un jugador en prisión provisional por abuso sexual. Cuando la situación trascendió, la reacción del entrenador del F.C. Barcelona fue decir que lo sentía por él. Nunca se ponen en el lugar de la víctima.
Hubo otro caso en el que el silencio fue atronador, cuando salieron a la luz unos mensajes de WhatsApp de un entrenador del equipo femenino del Rayo Vallecano en el que jaleaba una violación grupal porque supuestamente unía al vestuario, y nadie del mundo del fútbol salió a decir que eso es intolerable y vergonzoso.
Evidentemente hay quienes piensan que las mujeres estamos exagerando. Pero la realidad es que ya no estamos dispuestas a tolerar faltas de respeto o abusos de poder. Ya no hay vuelta atrás.
¿Por qué los organismos que gobiernan el deporte tardaron tanto en condenar el hecho? ¿Cuál hubiera sido la respuesta adecuada?
La RFEF no solamente tardó en condenar el hecho, sino que inicialmente obligó a Hermoso a hacer un vídeo junto con Rubiales para dar una falsa imagen de unidad y tranquilidad. Hermoso se negó y la Federación sacó un comunicado atribuyéndole frases que ella aseguró no haber dicho. Eso es muy grave y de hecho la Fiscalía se ha querellado, además de por agresión sexual, también por coacciones.
Curiosamente, fue la FIFA la que, pese a su largo historial de escándalos de corrupción, inhabilitó a Rubiales. Si bien el gobierno de España se mostró muy rotundo, la RFEF es un organismo privado. Los mecanismos para inhabilitar a un presidente de federación son muy complicados, y encima el Tribunal Administrativo del Deporte consideró que la falta de Rubiales había sido “grave”, pero no “muy grave”.
La RFEF es una estructura tremendamente machista. Sus integrantes son hombres de federaciones territoriales que se apoyan y encubren entre ellos. Las federaciones son territorio no solo de hombres sino también de machos, en su amplia mayoría. Muchos llevan en sus cargos muchísimos años. Hace falta una reestructuración profunda. En España hay solamente dos mujeres presidentas de federaciones y solo 14% de sus puestos directivos están en manos de mujeres. A este ritmo un cambio sustancial llevará varias décadas.
Por otra parte, si bien es muy difícil retirar los patrocinios, ya que hay contratos que cumplir, me pareció feo que los patrocinadores no condenaran un gesto que no solamente estuvo fuera de lugar sino que además es un delito. El único patrocinador que publicó un comunicado condenatorio fue la compañía aérea Iberia. Iberdrola, una empresa de electricidad, la que más ha invertido en el fútbol y en el deporte femenino, sacó otro comunicado pero después de que yo publicara un artículo en la página web de El País. Por lo demás, silencio. Yo creo que tendrían que haberse mostrado más firmes en la condena, en particular en el marco de la protesta unánime que hubo en España.
¿Hechos como estos ocurren con frecuencia en el ámbito deportivo?
Yo creo que el deporte no se libra de los abusos de poder, abusos psicológicos y abusos sexuales. Pasan en la sociedad, en la iglesia, en el cine, en todas partes. No hay razones para pensar que el deporte esté libre de abuso. Lo que pasa es que es difícil sacarlo a la luz porque está muy arraigada la idea de que el deporte es un entorno positivo, muy bueno para el desarrollo de niños y niñas, de convivencia, de valores, de esfuerzo y sacrificio. Nadie quiere poner en evidencia su lado más oscuro.
Ojalá el caso de Jenni Hermoso sirva de oportunidad para emprender una reestructuración profunda, empezando por el fútbol, pero luego también en las demás federaciones deportivas. Es un buen momento para empezar a cambiar dinámicas de poder y de trabajo, para reformar estructuras e incluir a más mujeres, que las hay, muchas y muy preparadas. Se debe dejar de considerar normales conductas abusivas y dinámicas de poder que subordinan a las mujeres. Tengo la sensación de que así dentro de 15 o 20 años recordaremos este hito como el momento en que comenzó el cambio.
El espacio cívico en España es calificado como “estrecho” por el CIVICUS Monitor.
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