22. El club con «cien presidentes» o cómo poner el deporte al servicio de la sociedad civil

Por Andrzej Kostek y Jan Wąsiński

De entre las diversas actividades humanas, el deporte es una de las que suscita grandes emociones. Por un lado, motiva a la gente a participar en eventos, fomenta una competencia sana, calma los ánimos, crea un espíritu de equipo y modela la identidad de grupo. Además, es importante para la consolidación de la sociedad. Por ejemplo, durante los eventos deportivos mundiales, somos testigos del apoyo en directo y profundamente emocional de los aficionados: algunos viajan miles de kilómetros solo para animar a su equipo o a su jugador.

25YearsSeries 17Por otro lado, también observamos los efectos negativos de la influencia de este deporte. Sus estrellas firman contratos escandalosos y reciben cantidades astronómicas de dinero, muy alejadas de lo que ganan los demás miembros de la sociedad. Numerosos clubes deportivos e instituciones internacionales opacas participan en la organización de eventos multitudinarios. El dinero es el motor de su crecimiento.

Sin embargo, a pesar de sus cuantiosos beneficios, no muestran interés en un mayor crecimiento social o en el desarrollo de las sociedades y tampoco hacen nada para compensar el impacto negativo de sus actividades sobre el medioambiente. El deporte también afianza los grupos xenófobos, racistas y homófobos. Esto último es especialmente cierto en Europa central y en Europa del este donde las asociaciones de aficionados tienen una gran influencia en los clubes y participan en círculos nacionalistas y de extrema derecha.

Hace algunos años, un grupo de aficionados polacos creó un club de fútbol totalmente nuevo con reglas completamente diferentes. Un club en el que todos serían iguales y en el que cada socio podría influir en el proceso de toma de decisiones. Un club que funcionaría como un espacio abierto a todos, independientemente de su nacionalidad, orientación sexual, religión o género. Un espacio donde todos puedan sentirse seguros y aceptados. De ese proyecto nació el club Alternatywny Klub Sportowy ZŁY (Club de Deportes Alternativos ZŁY) o AKS ZŁY.

Se trata de una organización sin ánimo de lucro con sede en el distrito de Praga, Varsovia, capital de Polonia, el cual permite que hombres y mujeres participen en una liga de fútbol oficial. Si bien nuestro equipo masculino juega en el nivel oficial más bajo (el octavo) y el equipo femenino en el nivel más bajo (el quinto), nuestro principal objetivo, junto con las victorias en el campo, es contribuir a la apertura de la sociedad.

El club debe su nombre a la novela de Leopold Tyrmand, Zły («Malo», en español). Este libro se hizo famoso por su tema: la Varsovia de la posguerra a principios de los años 50 y por su protagonista, el cual inicia en las calles su lucha solitaria contra la injusticia en beneficio de la población local. Creemos que el fútbol puede y debe ser utilizado como una poderosa herramienta no violenta para lograr objetivos sociales. Implica muchos aspectos en los que las relaciones interpersonales fuertes pueden ayudar a construir una sociedad mejor. Por eso intentamos hacernos ver no solo en el estadio y sus alrededores, sino también en toda Varsovia.

Contribuimos a debates importantes, al diálogo social, a la transparencia y a la igualdad en el deporte. Respetamos y promovemos la diversidad y la integración por encima de las diferencias culturales, raciales u de otro tipo. Nuestros jugadores, entrenadores, miembros y aficionados son en gran medida personas muy comprometidas con diversos proyectos sociales e iniciativas locales de base. Somos más que simples miembros de un club de fútbol. Somos los creadores de un nuevo tipo de cultura futbolística que se opone a todo tipo de odio o violencia, al turbocapitalismo despiadado y a las iniciativas deportivas que siguen el modelo de las grandes empresas.

Nos sentimos muy identificamos con la idea detrás de la etiqueta #AgainstModernFootball, un movimiento alternativo promovido por aficionados al fútbol que se oponen al papel pasivo y clientelar de los fans. Dicho movimiento promueven la idea de que los clubes sean propiedad de los aficionados en los cuales estos no sean meros consumidores, sino miembros de una pequeña sociedad y cocreadores de eventos futbolísticos.

Entre nuestras metas están:

  • la democracia y la toma de decisiones por las bases. Cada miembro de la asociación, ya sea un jugador activo o un simple aficionado, es copropietario, responsable de la toma de decisiones y «presidente» del club. En las gradas cantamos «somos el club con cien presidentes». Todos nosotros trabajamos como voluntarios en beneficio del club;
  • el multiculturalismo y la igualdad de derechos dentro de los equipos y en las gradas. En nuestra asociación encontrará a jugadores y activistas de varias partes de Polonia y de diferentes partes del mundo. Cualquier persona, independientemente de su nacionalidad, es bienvenida en nuestros círculos en todo momento. También hacemos campaña para el desarrollo de actividades deportivas para los inmigrantes y los solicitantes de asilo que llegan a Polonia.
  • animar desde las gradas y organizar eventos deportivos. Somos probablemente el primer club de Europa central y de Europa del este que exige un comportamiento respetuoso en todo momento tanto en las gradas como durante todas las actividades. No decimos groserías y ni somos agresivos con nuestros oponentes. También animamos a los equipos rivales y cantamos que estamos encantados de jugar contra ellos. Después del partido les damos las gracias por haber juego limpio, independientemente del resultado.

En el difícil mundo del fútbol profesional polaco, una organización de este tipo –democrática, propiedad de seguidores ingeniosos, acogedora con los refugiados, con igualdad de derechos, multicultural, que trabaja a nivel local por un cambio mundial– puede logar que el fútbol sea más abierto y menos violento. Por cierto, la respuesta de la comunidad local ha sido increíble. Es algo inusual en Polonia, como lo demuestran los cientos de seguidores en las gradas, animando a equipos de los niveles más bajos. Este apoyo es nuestra fuerza y nos brinda una energía fundamental para un mayor compromiso y participación. Esperamos que la sociedad civil sabrá utilizar esta poderosa herramienta que es el fútbol.

Andrzej Kostek es coordinador de proyectos principalmente en el ámbito no lucrativo. Además es activista y coordinó la Semana Internacional de la Sociedad Civil CIVICUS 2017 (ICSW, por sus siglas en inglés).

Jan Wąsiński es miembro y jugador de AKS ZŁY, activista y traductor literario. Siga la asociación en Twitter a través de su cuenta @AksZly.

Este artículo forma parte de una serie para celebrar el 25 aniversario de CIVICUS y proporcionar perspectivas e ideas sobre la acción ciudadana en todo el mundo.

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