13. Los responsables políticos del sudeste asiático siguen sin aprovechar el potencial de los millennials

Dentro de dos años, casi la mitad de la población del sudeste asiático tendrá menos de treinta años y más del 55 % de su población en edad de trabajar estará compuesta por  millennials expertos en tecnología, según un pronóstico de la empresa de asesoría en gestión mundial Accenture.

¿Por qué entonces el potencial de los  millennials de esta subregión está tan desaprovechado como lo está?

Esa fue la cuestión que debatimos cuando me reuní con el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, junto con otros nueve líderes juveniles del sudeste asiático en marzo de este año.

Para poder dar una respuesta es necesario entender el potencial de los jóvenes del sudeste asiático como yo y de donde viene.

Imaginen que están en medio de una plantación de té al pie de una montaña enorme. Lejos en el horizonte, se ve un grupo de niños correteando. Algunos están sucios. Unos sostienen una caña de pescar y un cubo con pescado mientras que otros corren volando sus cometas.

Si miran con atención, puede que me vean. Soy uno de aquellos niños que corren por Kayu Ayo, una pequeña aldea agrícola en las faldas del Monte Kerinci en la provincia de Sumatra Occidental, una de la principales zonas de producción de té de Indonesia, allí nací y me crié. Este pueblo es el hogar de muchos agricultores y migrantes que se mudaron allí en busca de oportunidades dentro del sector agrícola. Mis padres eran profesores, así que deseaban que recibiera una buena educación. Fui uno de los afortunados que pudieron hacerlo.

Vi que la pobreza y la desigualdad aumentaban en todas partes. No era raro que mis amigos se casaran y que las chicas se quedaran embarazadas a una edad temprana. Cuando esto sucedía, seguir estudiando les resultaba imposible, ya fueran chicos o chicas. No los culpo, no puedo culparlos. Continuar con la secundaria estaba fuera de su alcance. Es posible que abandonaran la escuela porque de repente tenían una familia de la que cuidar o porque sus padres o comunidad pensaran que la educación no era importante.

En Indonesia hay 65 millones de personas con edades comprendidas entre los dieciséis y los treinta años,  millennials nacidos entre 1980 y 1996. Son los hijos de los baby boomers. En realidad, la población joven de Indonesia equivale a toda la población del Reino Unido y es doce veces superior a la de Singapur. Singapur ha llegado muy lejos con una población de tan solo cinco millones de habitantes, mientras que Indonesia cuenta con 65 millones de jóvenes. Indonesia llegará lejos si a los  millennials se les da espacio para participar, si se invierte en su futuro y si les da la oportunidad de desarrollar sus habilidades.

Lamentablemente, el 19 % de los jóvenes indonesios siguen sin tener un empleo; una tasa de desempleo elevada en comparación con otros países del G20 como Australia, que tiene un 12,5 % de desempleo o México, con un 7,3 %.

Créditos: Obama Foundation

Indonesia también se encuentra entre los diez primeros países con mayor número de niñas casadas del mundo. Según la Encuesta Socioeconómica de Indonesia (SUSENAS) de 2016, aproximadamente una de cada nueve niñas indonesias contrae matrimonio antes de cumplir los dieciocho años. Abordar el matrimonio infantil es una de las claves para liberar el potencial de los  millennials.

Pero volvamos con mis amigos de Kayu Aro. Imaginen que hubieran tenido la oportunidad de aprender sobre salud reproductiva y que sus familias hubieran aprendido la importancia de la educación; estos factores podrían haber tenido una influencia positiva en su futuro. Yo tuve suerte porque mi padre compró un ordenador en el año 2000. Fue el primero de la aldea. Mi madre me dijo que nos gastaríamos todo el dinero que hiciera falta si era para la educación, pero mi familia fue una de las pocas que lo hizo.

Ese ordenador me ayudó a ser quien soy hoy. Gracias a él aprendí a utilizar la última tecnología y descubrí La guerra de las galaxias y Harry Potter, pero también me ayudó a encontrar oportunidades de voluntariado, como un puesto dentro del Panel Asesor de Jóvenes 2011-2012 del UNFPA Indonesia, el cual me condujo a mi puesto actual. El pasado mes de octubre, con veintiséis años, me convertí en asesor juvenil de las Naciones Unidas para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Indonesia, fui la persona más joven en ocupar ese cargo en mi país.

Cuando con veintiún años dejé Kerinci y me mudé a Yakarta, la capital de Indonesia, me di cuenta de que vivía en un país que cambiaba a gran velocidad. Para poder seguir estos cambios los jóvenes debemos actuar no solo como los objetivos de las políticas públicas y de desarrollo, sino que necesitamos contribuir y asociarnos más para dar forma a dichas políticas. Esta idea dio forma a mi pasión por el desarrollo de la juventud.

Me sorprende el hecho de que no todos los  millennials en Indonesia puedan acceder a los mismos canales de comunicación que a los que yo tuve acceso. Alrededor de una cuarta parte de los jóvenes todavía no tienen acceso a Internet. En 2017, más del 6 % de las familias rurales aún vivía sin electricidad.

Otro problema que nos produce frustración son los estereotipos. En lugar de hablar del potencial de los  millennials, a menudo la gente habla negativamente de ellos. Las referencias en el mundo del entretenimiento (desde Hollywood a Nollywood y desde Bollywood hasta el K-Pop) a menudo retratan a los  millennials como narcisistas egoístas preocupados por su futuro.

Sí, nos tomamos selfis, pero también usamos nuestros teléfonos para conectarnos, buscar oportunidades y ampliar nuestros horizontes. De hecho, lo he utilizado para crear y unirme a campañas sociales como MYWorld 2030 y Youthnesian, así como para llegar a miles de jóvenes activistas en Indonesia.

Creer que los  millennials son una generación improductiva limitará aún más nuestra oportunidad de participar plenamente. Los jóvenes somos muy diferentes los unos de los otros. Sí, algunos son líderes, trabajadores, inversores, innovadores, pero otros viven con limitaciones. Reforzar la idea de que todos los  millennials son iguales conduce a políticas que excluyen a las personas que no encajan dentro del estereotipo.

Ahora tengo veintiséis años, pero en mi puesto actual me siguen discriminando por mi edad. Yo y muchos otros como yo, a menudo oímos frases como «eres demasiado joven» o «no tienes suficiente experiencia» por parte de otros adultos y de responsables políticos. Si me dicen eso a mí, con todas las oportunidades que he tenido, ¡imagínate lo que les dirán a aquellos que han tenido menos suerte!

A veces me siento desmotivado, pero la tutoría es importante para los  millennials. Siempre recuerdo lo que dijo uno de mis mentores: «Hagas lo que hagas con tu vida, recuerda tres cosas: piensa como un académico, habla como un diplomático y planifica como un estratega». Es mi mantra.

Con frecuencia oímos hablar de la necesidad de una participación significativa de los  millennials. Pero no basta con que nos considere como votantes unicamente durante las campañas electorales. Es preciso considerar a los jóvenes como socios para el desarrollo, capaces de estructurar el futuro de sus países.

Los jóvenes están a punto de heredar una enorme responsabilidad; han de resolver muchas cuestiones complejas de larga data, que van desde la pobreza hasta el cambio climático. Sin embargo a la mayoría de ellos se les ha excluido y no han podido participar en las decisiones que determinarán cómo será el futuro. Necesitamos empoderar a los jóvenes y darles oportunidades de participar en la configuración del desarrollo, sobre todo en la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (ODS). Los jóvenes exigen una participación efectiva y plena en los procesos de formulación de políticas, incluida la gobernanza, la toma de decisiones y el desarrollo de sus comunidades y sociedades. La implementación de los ODS ofrece a los jóvenes la oportunidad de participar de manera más significativa en la integración de los objetivos a todos los niveles.

Cuando nos reunimos con Obama, todos estuvimos de acuerdo en que el deseo de una participación activa de los jóvenes permanecerá insatisfecho a menos que los responsables políticos los consideren como verdaderos socios a la hora de establecer las políticas y prioridades de desarrollo. También hablamos sobre cómo el diálogo intergeneracional es crucial para construir la sociedad y combatir el populismo actual.
Si se toman en serio los desafíos y el potencial de los  millennials, si se los invita a las reuniones, se los educa, se les da espacio, se invierte en ellos y se acogen sus propuestas; pueden cambiar el mundo, independientemente de dónde se hallen o de donde vengan. Incluso si viven a la sombra de monte Kerinci.

Angga D. Martha es asesor juvenil de las Naciones Unidas para el Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA, en Indonesia, y miembro del Equipo de Acción Juvenil CIVICUS (YAT). Sígalo en Twitter a través de su cuenta @angga_dm

Este es un extracto editado de una charla de TEDx Ubud.

Este artículo es parte de una serie para celebrar el 25 aniversario de CIVICUS y proporcionar perspectivas e ideas sobre la acción ciudadana en todo el mundo.

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