MK Gandhi dijo que “En la tierra hay tierra hay suficiente para satisfacer las
necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de
algunos”. Si el año 2010 pudiera atestiguar sobre este tema, lamentablemente
diría que “es absolutamente cierto”.

Al tiempo que el mundo dolorosamente se recupera de una situación cercana
al colapso causado por la codicia descontrolada de aquellos que, irónicamente,
tienen más acceso a bienes materiales, estoy más que agradecido que nunca
a CIVICUS y a millones de organizaciones de la sociedad civil en cada rincón
del mundo, que canalizan la energía cívica para el bien común.

Estoy agradecido porque es la sociedad civil la que me permite, a mí y a cada
persona, expresar y amplificar el deseo más básico de pertenecer y de
contribuir al bien común. Son las organizaciones de la sociedad civil las que
mejor expresan los valores de la inclusión democrática, el respeto mutuo y la
tolerancia. Es un imperativo para la sociedad civil el defender a los más débiles
en las esferas del poder.

En CIVICUS no siempre hacemos todo bien, ni mucho menos. Pero el conjunto de personas que constituye
nuestro excelente personal trabajan a diario para avanzar más allá de las intenciones nobles y lograr construir
una diferencia verdadera en las trincheras por la justicia. Una de las grandes satisfacciones que representa
ser integrante de CIVICUS es poder decir lo que los y las integrantes de nuestro personal muchas veces por
su modestia (o por sus muchas ocupaciones) no dicen: ellos y ellas nos ponen como primera prioridad en
todo trabajo que a diario realizan.

Realmente lo hacen. Como integrante de la Junta Directiva,  puedo tener una mirada detrás de bambalinas
de las actividades y logros de los proyectos que se presentan en este informe anual. Y lo que veo, realmente
me llena de inspiración. Las miles de respuestas dadas, las amenazas a la sociedad civil que se han
identificado, los recursos sistematizados y publicados, las relaciones forjadas entre organizaciones ciudadanas
en todo el mundo, los ámbitos de detención del poder que han sido informados (y a veces transformados) y
los análisis compartidos. La lista es infinita.

A medida que el mundo se convierte más y más en un sistema abierto, la importancia de la sociedad civil,
ese amplio ámbito fundamental, aumenta. El personal de CIVICUS nos ayuda a amalgamar nuestro poder,
de forma de poder asumir y resolver nuestros problemas esenciales, como la justicia climática, la reducción
de la pobreza y la protección de los derechos humanos para todas las personas.

Con satisfacción les entrego el informe anual 2010 de CIVICUS.

Y más aún, les invito a saber más de nosotros y nuestros recursos visitando nuestro sitio web
en: www.civicus.org.

Y por sobre todo, les hago llegar una invitación calurosa a que nos acompañen en la Asamblea Mundial de
CIVICUS en Montreal del 10 al 12 de setiembre de 2011.


Cordialmente,

David Bonbright