ESPAÑA: ‘Exigimos vías legales y seguras para la migración; los intentos de detenerla sólo causarán más sufrimiento’

CIVICUS habla con Solidary Wheels sobre las consecuencias letales de las políticas antimigrantes de los gobiernos europeos, a la luz de las muertes de personas migrantes en un intento de cruce de la frontera entre España y Marruecos el 24 de junio.

Solidary Wheels es una organización de la sociedad civil (OSC) española que tiene como objetivo desafiar las políticas fronterizas europeas y la constante violación de los derechos fundamentales de las personas migrantes y refugiadas. Promueve una vida digna para las personas que emigran a Europa denunciando las violaciones de derechos humanos en las fronteras y proporcionando a migrantes y solicitantes de asilo asistencia legal y médica, entre otros servicios.

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¿Qué fue lo que provocó la tragedia del 24 de junio en el enclave español de Melilla?

Es importante señalar que los tristes sucesos de junio de 2022, en los que al menos 23 personas habrían muerto al intentar cruzar la frontera entre Marruecos y Melilla, fueron una tragedia de origen humano, a diferencia de las catástrofes naturales que las noticias suelen asociar con ese término. Las tragedias como los terremotos o erupciones volcánicas no pueden evitarse, pero las circunstancias que llevaron a los sucesos del 24 de junio en Melilla sí podrían haberse evitado.

Melilla y Ceuta son ciudades autónomas españolas situadas en el norte de África, sobre el mar Mediterráneo. Limitantes por Marruecos, estos enclaves españoles forman parte de la Unión Europea, por lo que la gente intenta acceder a ellos para ingresar a Europa.

Las numerosas muertes producidas en el intento de cruce fueron consecuencia directa de las recientes decisiones políticas tomadas por los gobiernos español y marroquí tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas normales entre ambos países en marzo de 2022.

Poco después se anunció una nueva hoja de ruta para la cooperación en el control de los flujos migratorios hacia Europa. Desde entonces, las autoridades marroquíes han perpetrado ataques y han realizado redadas casi diariamente en el monte Gurugú, en la costa norte de Marruecos, para reforzar el control de sus fronteras, tal y como fue acordado. La fuerza excesiva empleada por las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas contra las personas que consiguen acercarse a la valla no puede ser sino considerada el resultado de la normalización de sus relaciones.

¿Cómo ha respondido la sociedad civil española, incluida su organización, a las declaraciones oficiales del gobierno español sobre el incidente?

La sociedad civil organizó protestas para denunciar las gravísimas violaciones de derechos humanos y la conducta de los agentes fronterizos. Se hicieron manifestaciones y concentraciones en toda España, incluso en pueblos pequeños, donde la gente alzó la voz contra las políticas migratorias que España, Marruecos y la Unión Europea promueven y financian.

En la ciudad autónoma de Melilla, las personas migrantes que habían conseguido llegar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), el centro de acogida temporaria para migrantes abierto por el gobierno español en el año 2000, organizaron una protesta cuando fueron liberadas tras seis días de detención. Al parecer, las autoridades españolas las detuvieron en virtud de un protocolo relacionado con el COVID-19. Muchas de ellas denunciaron la discriminación que enfrentaron durante todo el proceso migratorio.

El 1º de julio se hizo otra protesta en el centro de la ciudad, con el apoyo del movimiento de protesta de toda España.

En términos generales, ¿cómo evalúan la política migratoria de España?

La política migratoria española, que responde a las directrices dictadas por los organismos europeos, se basa en una visión securitizada y militarizada de la migración. La respuesta oficial del Estado ha reflejado esta visión, como lo demuestran las declaraciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien habló del suceso de junio como un “asalto violento”, culpando a los traficantes por las muertes de migrantes.

La élite política trata la migración como un problema que hay que controlar, un fenómeno que pone en peligro el bienestar y los valores de nuestros países y que, por lo tanto, hay que detener a toda costa. La realidad es otra: la migración no dejará de producirse. Los intentos de detenerla sólo causarán más sufrimiento a las personas migrantes que pasan por los puestos de control. Exigimos vías legales y seguras para la migración.

¿Creen que la actitud del gobierno español revela un patrón europeo más amplio?

Absolutamente. España es un simple ejecutor de las decisiones tomadas por la Unión Europea. Las fronteras europeas se están externalizando. Esta nueva forma de política de control de la inmigración se ha visto, por ejemplo, en Dinamarca, que ha ofrecido alambre de púas a Lituania para impedir el cruce de personas refugiadas desde Bielorrusia.

En nuestro caso, Marruecos está haciendo el trabajo sucio en nombre de España, en lo que nuestro primer ministro describió como la lucha de Marruecos contra las “mafias de tráfico de personas”, pero es Europa la que dicta cada medida. Por eso necesitamos que la sociedad civil internacional y la comunidad internacional inviertan en actividades de incidencia en las instituciones europeas y españolas para promover cambios en las políticas migratorias.

¿Cómo han afectado los acontecimientos de junio su trabajo con migrantes y refugiados?

No ha habido grandes cambios en el trabajo que hacemos habitualmente con jóvenes marroquíes, aunque hemos pasado un par de días hablando sobre cómo percibieron los sucesos. Tratamos de fomentar la cohesión proporcionando apoyo psicológico mediante la escucha activa, el afecto y la comprensión. El apoyo social y emocional que ofrecemos permite crear espacios de desarrollo social y comunitario, y da lugar a la creación de vínculos de confianza entre nosotros y los jóvenes.

Aunque existe una distancia entre las personas que residen en el CETI y las sin techo, muchas de ellas se conocen o tienen amigos en común, y nos contaron las dificultades que han tenido sus amigos, residentes del CETI, incluso para saber si amigos y hermanos estaban vivos o habían sido asesinados por las autoridades.

¿En qué medida colaboran con sus homólogos en Marruecos?

El contexto marroquí es bastante diferente del español en cuanto a la criminalización y el control de las OSC. Conocemos entidades que trabajan a ambos lados de la frontera, pero no estamos en comunicación permanente con ellas.


El espacio cívico en España es calificado como “estrecho” por el CIVICUS Monitor.

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